El jeque del R.J.
No hay aficionado a cualquier tipo de deporte que no quiera tener, con los tiempos que corren, un jeque en su club.
Más de uno ha soñado con la presencia de un ‘petrodólares’ que se haga cargo de los elevados déficits ocasionados debido al gasto superfluo, desmedido, sin control y algo más, que algunos dirigentes han provocado tirando con ‘pólvora de rey’ y utilizando los recursos a su libre albedrío, al entender que el ‘cortijo’ era suyo, cuando había solvencia, y cuando la cosa se ponía negra “el club es de todos”. Esto ha sucedido en el Real Jaén y por eso está en la UVI.
Pero ahora tenemos un jeque salvador. Su nombre Abdullah Ghubn. Llegó representando al Málaga CF, cual benefactor que hace de la ayuda a los necesitados, su modo de vida, y con la idea de ‘hoy por ti, mañana por mi’. Sin chilaba y sin turbante, sino bien peinado, barba incipiente, traje impecable, traductor, televisión y un importante séquito, llegó el dirigente malagueño a Jaén.
Con sonrisa de ‘niño travieso’ y con modales dóciles, aunque protestando porque para él no es ‘el Málaga del jeque’, Abdullah ofreció cesión de jugadores a coste cero, partido amistoso y… DINERO. ¡Albricias, DINERO!, y todo a cambio de nada. Seguro que será así, pero permítanme que, sin convertirme en Santo Tomás, tanta bondad me confunde, cuando su actividad principal dijo “no está en el petróleo”, sino en hoteles, restaurantes, barcos, coches, centros comerciales… negocios como este último a los que, en poco tiempo, el Real Jaén SAS podría incorporarse con la actividad que se pretende ofrecer en los aledaños del estadio tras la cesión de uso de Papá Ayuntamiento.
Como los directivos blancos habían conseguido la ‘pasta’ para pagar a la AFE por otros caminos, el jeque se llevó los dólares, cuando, según mi criterio, lo mejor habría sido ‘trincar’ el fajo de billetes y retirar los préstamos participativos que no van a sacar al club de pobre. Con esa acción se hubiera devuelto el dinero a los sufridos seguidores que, con pocos recursos, no han dudado en colaborar con el club. La idea, además de ser bien acogida, supondría que los seguidores de a pie, no tengan que hacer ahora otro esfuerzo más en la campaña de abonados que hoy comienza.
Cierto es que, lo que nosotros no hagamos por el RJ, como llamaba al club blanco nuestro inolvidable amigo y maestro Fernando Arévalo, nadie de fuera vendrá a hacerlo, aunque en esta ocasión puede que estemos en la excepción que confirma la regla.
Creo que habría que haberle pillado la palabra al jeque que vino dispuesto a todo aireándolo con luz y taquígrafos para que quedara constancia de su bondad. Para él desembolsar unos ‘dólares’, que supongo serían prestados, no le ocasionaría mucho dolor de cabeza, a los aficionados, sí.
m.c.p.
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