Otra vez un nuevo caso de aspectos sucios del deporte sale a la palestra. Un entrenador, José Enrique Villacorta, que incluso trabaja con la base del atletismo nacional, ha sido tachado de un presunto tráfico de sustancias prohibidas. No es la primera vez que sale a la luz un tema de estas características y en la que han estado señalados deportistas jienenses o que han tenido una gran vinculación con nuestra tierra con reiteradas presencias en eventos que aquí se han celebrado. Sus nombres no es cuestión de volver a recordarlos porque a unos no se le encontraron pruebas, y los que fueron sancionados cumplieron sus penas.
Siempre se ha dicho que el atletismo, el ciclismo, la halterofilia o la natación son deportes que están más ligados presuntamente a este tipo de prácticas, si bien, ninguna actividad deportiva parece haberse librado de ellas. Pero el caso que ahora nos atañe, nos duele como antes ocurrió con otros deportistas de los nuestros. La denuncia, parece que falsa y sin criterios, se ha producido sólo con la idea de hacer daño al entrenador José Enrique Villacorta que lleva los destinos del huelmense Sebastian Martos, por lo que ha propiciado que nuestro atleta internacional haya tenido que pasar por la comisaría leonesa para declarar. No me imagino a Sebas, con su intachable comportamiento ejemplar en una comisaría de policía declarando sobre un tema en el que todos los implicados han contado con el apoyo del atletismo nacional, incluso desde la RFEA, que entienden que la denuncia está injustificada.
Sebas como persona y como atleta, y lo conozco desde hace mucho tiempo, me ha parecido un chico íntegro y luchador para buscar en el atletismo su afán de superación y su modo de vida. Este joven atleta nacido en Huelma y que, como jienense, ha llevado la bandera de Jaén, Andalucía y España, tanto en sus éxitos como cuando no alcanzó la gloria, declaró ante la policía su inocencia. No podía ser de otra forma, porque sabemos que en su hoja de ruta diaria sólo se plasman trabajo, esfuerzo y la superación para conseguir los objetivos en su trayectoria profesional como atleta y deportista de élite que es.
La envidia es la peor enfermedad que puede sufrir un ser humano y, a través de ella, casi siempre de forma anónima porque no son capaces de dar la cara presentando pruebas, se suelen montar historias con la idea de hacer daño. Todos esperamos que esta pesadilla pase pronto para que se demuestre tu honradez, por la que apostamos todos los que te conocemos, y cuando concluya la investigación, de eso nadie duda, tu nombre quedará limpio. Ahora, aísla tu mente de estos acontecimientos, y centra tu pensamiento y esfuerzo en dar la cara y en luchar por un deporte limpio y puro, que es el que siempre has defendido y llevado como bandera.
