Amigo Dani.
Me consta que estás pasando unos momentos muy complicados en tu
trayectoria deportiva. No es la primera vez que vives una situación como esta,
pero ahora el daño que te ha provocado es mayúsculo por las ilusiones que
tenías de afrontar de nuevo tu presencia en la Primera División del Fútbol Sala
Nacional.
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Te he visto en varios encuentros de pretemporada y mi
impresión no era otra, sabes que te lo he dicho y lo he escrito, que estabas
para completar una liga de ‘fuera gorros’. Pero no va a poder ser. La diosa
fortuna, tan necesaria en momentos como los del sábado, no estuvo a tu lado.
Estabas realizando un partidazo en el choque ante el Umacón Zaragoza, siendo
gran protagonista en muchas acciones atacantes y defensivas de tu equipo, el
Jaén Paraíso Interior FS.
Pero desgraciadamente, esa luz que aportabas a tu equipo se
apagó en los instantes finales de la primera mitad, cuando te disponías a
buscar el hueco necesario para batir al meta maño Arturo. Qué dolor, qué pena,
qué decepción, qué momento más cruel. Estaba presenciando el partido cerca de
donde se produjo la acción y temí lo peor. Mucho más cuando te vi que no podías mantener el equilibrio y mucho menos caminar. Ví como te apoyabas en
los hombros de Miguelín y cómo mirabas a la lejanía en señal de impotencia,
porque sabías que tu rodilla te había jugado una mala pasada.
Su alegría y simpatía, siempre presentes, son características de este jugador salmantino
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Tus compañeros estaban tristes y compungidos por lo que
había sucedido. Y lo notaron. Se desconcertaron en el último minuto del primer tiempo y en el primero del segundo, lo que aprovecharon los aragoneses
para darle la vuelta al marcador que era favorable a tu equipo por 2-0.
Pero amigo Dani, no queda otra. Ya me lo avisabas anoche
cuando me dijiste a través de washapp que podías tener afectado ‘el cruzado’.
Ahora que todo se ha confirmado y la mala noticia es que todos los medios de
comunicación están aireando, tengo que decirte que “no mires hacia atrás,
apóyate en los tuyos, en tu familia, en tus compañeros, en los que te queremos y te aprecian. Apóyate
en esas ganas que tenías por hacer una gran temporada y para lo que te habías preparado.
Dani Martín, segundo por la izquierda en la recepción oficial de la Junta de Andalucia la temporada pasada
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Todos estábamos esperanzados en que ibas a ser clave en el
armazón del Jaén Paraíso Interior FS para lograr el objetivo de cumplir las
pretensiones que el equipo tenía en su reencuentro con la Primera División.
No queda otra, amigo Dani. Ahora sólo desear que las manos prodigiosas del galeno Flores
subsane tu maltrecha rodilla izquierda y, tras el periodo de recuperación
necesario, vuelvas a ser ese gran jugador que vino a Jaén, en el ‘mercado de invierno’
de la temporada pasada, y que a mas de uno has cautivado no sólo con tu forma
de jugar, sino por tu generosidad, tu simpatía, tu excepcional forma de ser y
por la humildad que has derrochado desde que te conozco.
Ya no hay remedio, amigo Dani. No mires hacía atrás y busca
el horizonte con optimismo, ilusión y la esperanza de que todo pasará y pronto,
el tiempo pasa muy de prisa, volverá ese gran jugador de fútbol sala que has
demostrado que eres.
Ya sabes donde estoy. Hazte fuerte, que lo eres, para superar
esta adversidad. Mira el futuro con las mismas ganas de vivir que tienes y que te da tu juventud. Un abrazo y todo mi ánimo para
que en el menor tiempo posible pase este momento triste que ahora vives, y de nuevo la luz aparezca para que todos
digamos en grandes titulares: ¡Dani Martín ya está aquí!, ¡Vuelve
Dani Martín!
Paz y bien, amigo.